CBeach

Hay muchas playas en esta Croisette…

Pero hay algo atractivo en Cannes Beach. Sus colores, el diseño, el aura. Una sustancia casi química que nos atrae. Pero esto es bien concreto. Se dice que recibimos la luz antes que el sonido para captar la belleza de una persona, aquí es la belleza del lugar la que hace que la magia funcione.

El universo CBeach

La atmósfera en CBeach:

Nuestra Riviera es hermosa. Este azul turquesa que contrasta con el azul del cielo nos ofrece un panorama excepcional, pero ¿qué sucede con una playa que se funde magníficamente con este decorado natural?

Un día en Cannes Beach es suficiente para captar la buena energía que reina allí.

Desde el restaurante hasta las tumbonas, el bienestar está en el orden del día.

Las tumbonas de CBeach:

Si desea darse un poco de descanso durante la locura del verano, está en el lugar correcto. El mar y cómodas tumbonas lo esperan.

Bien instalados frente a este horizonte incansable, vengan a relajarse al ritmo de las estaciones, mecidos por el suave sonido de las olas.

Si le entra hambre, tenemos a su disposición una carta de snacks muy deliciosa para satisfacerlo.

Así, mientras saborea un buen cóctel bien frío, podrá alternar según el humor del día entre un refrescante baño y una siesta digestiva con un equipo alegre y atento para servirle.

La decoración de CBeach:

Una fusión perfecta entre vintage y chic. Actualizado mientras mantiene lo tradicional, nos encanta este rojo ocre y este blanco puro que aportan tanta luz como el sol y su calor estival.

Luego, nuestra querida y tierna madera. Desde la zona lounge con los pies en la arena caliente, hasta el magnífico bar central con vistas al mar, nos acompaña por todas partes creando un espíritu cálido y vivaz.

Para completar esta paleta exótica, verde, verde y más verde con olivos, strelitzias y, la guinda del pastel, una majestuosa enredadera que nos da la bienvenida a la llegada. Una pequeña joya de la casa que recuerda que Cannes Beach nos reserva muchas sorpresas. Por cierto, hablando de joyas… ¡dirección al paladar!