C’est la vie

Playa de C'est la Vie

En Bandol, C'est la Vie – Plage reposa sobre la arena, a orillas del agua, bajo la sombra de las palmeras. Un rincón del Mediterráneo aparte, escondido entre el mar y las colinas, donde se viene a descansar, almorzar o simplemente respirar. Un lugar donde uno se toma su tiempo. Donde todo parece evidente. Donde la vida fluye suavemente, como una tarde de verano.

El universo C’est la vie

Descubra el universo de la playa C'est la Vie

Detrás de un pequeño sendero bordeado de vegetación, C'est la Vie se revela: una playa como un refugio, a la vez chic y relajada. El ambiente es soleado, natural, sincero. Se viene desde la mañana para pasar el día en las tumbonas, se regresa por la tarde para un aperitivo al atardecer o una cena con los pies en la arena. Todo está pensado para sentirse bien, sin artificios, pero con corazón.

Las tumbonas de la playa C'est la Vie

Frente al mar, colchonetas mullidas, hermosas sombrillas y telas claras invitan a la relajación. Individuales para encontrarse, dobles para compartir. Todo es confort, con ese toque especial que no se puede explicar. La arena está caliente, el aire es suave y el tiempo parece detenerse.

La atmósfera de la playa

Al mediodía, el servicio es fluido, discreto. Se instala uno a la mesa o en una tumbona, las conversaciones fluyen, el sol calienta los platos coloridos. Por la tarde, el lugar cambia de ritmo, sin cambiar de alma. Con una copa en la mano, los pies en la arena, se observa el sol caer suavemente detrás de las colinas. Luego vienen las cenas, las risas, las largas veladas de verano donde todo parece más simple.

La decoración de la playa C'est la Vie

Inspirada en la naturaleza y el Sur, la decoración de C'est la Vie apuesta por la suavidad. Materiales naturales, tonos claros, madera flotante, algunas plantas bien elegidas y ese toque especial que marca toda la diferencia. Aquí, nada superfluo. Cada elemento ha sido pensado para desdibujarse a favor del paisaje. Porque lo que realmente importa es la luz, la arena, el mar... y ese sentimiento precioso de estar exactamente en su lugar.